La Tragedia de LAPA
por Lector de Miles Mathis
Publicado por primera vez en 2025. Sólo mi opinión, basada en búsquedas que cualquiera puede hacer en Internet.
El accidente del Vuelo 3142 de LAPA, ocurrido la noche del 31 de agosto de 1999, fue suficientemente extraño como para que el recorrido del avión que se estrelló justo sobre la barrera de contención de Punta Carrasco apareciera perfectamente graficado a la mañana siguiente o para destruir una parada de ómnibus sin que se cayera el cartelito con el número 33, así que analicemos a las supuestas víctimas.
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| Benjamín Buteler y Mauricio Donkin |
. El ingeniero Benjamín Fernando Buteler, que había reprogramado su vuelo y que casualmente viajaba en la primera fila con Daniel Alberto Damonte, un compañero de facultad al que hacía 10 años que no veía, se conformó con una indemnización en 2001, aceptando no demandar a la aerolínea a pesar de haber sufrido la amputación de sus piernas y pérdida de movilidad en el brazo izquierdo hábil (aunque la sentencia dice brazo derecho). Según sus propias palabras, no recuerda el choque por el que en vez de sentirse víctima, “elegí ser actor”.
. Nos cuentan que Benjamín era católico y buen pescador de truchas y que vivía con su esposa Mercedes y sus cinco hijos, la menor de 1 y el mayor de 8, en el lujoso Club de Golf de Villa Allende (mismo apellido del médico Bartolomé Allende, amigo de su padre que supervisó la amputación). Luego del accidente se convirtió en político, productor agropecuario y director de ESSS, empresa de software de simulación para lanzamientos aéreos y explotación de hidrocarburos, con representantes como Israel Marino Navas. Algo muy curioso para una persona que casi muere por la colisión de un avión contra una planta reguladora de gas en un campo de golf.
. Aunque Buteler medía casi dos metros y pesaba 100 kilos, el caddie Mauricio Vicente Donkin, residente en Pilar y empleado de la Sociedad Hebraica, dice haberlo cargado en sus brazos para sacarlo de la cabina en llamas, además de haber salvado a otras tres personas, lo cual suena bastante improbable a menos que fuera una especie de Rambo. Nótese que los Buteler eran una familia noble que construyó la parroquia Nuestra Señora del Pilar en Córdoba y que los Donkin eran militares y nobles británicos vinculados a linajes fenicios como los Shaw y los Brunel.
. En un artículo del Centro Israelita de Córdoba se admite que los pasajeros fallecidos Eduardo Gregorio Yurevich y Alberto Trosman eran judíos y que más tarde los sobrevivientes Benjamín Buteler y Rita Inés Noher de Halac volvieron a coincidir en asientos contiguos de otro vuelo. En su testimonio, Halac declara que viajaba en el asiento 2d, que no vio fuego y que Yurevich era amigo de ella. Nótese además que el presidente de Aerolíneas Argentinas fue luego Julio César Alak, que Salomón Halac fue presidente de la Sociedad Israelita Siria, y que Ernesto Halac y Gabriel Yurevich fueron miembros de la comisión directiva del Centro Unión Israelita.
. Rosa Edith, hermana de Yurevich, revela que Eduardo había cambiado el pasaje con otra persona porque se sentía mal y quería volver antes a casa, y que cuando ella llegó al aeropuerto de Córdoba, ya había un rabino y un cura junto a los familiares de las víctimas. Curiosamente, Ruth Schumiachkin, esposa de Alberto Trosman y madre de Jésica, Valeria y Stefanía, dice que él tampoco iba con un pasaje propio, pues estaba a nombre de su socio Ricardo Gerwerc, con quien vendía insumos a Unicef. Nótese en Geni que la hermana de Berta Schumiachkin es Etie Socolovsky, pariente de la abuela materna de Damián Szifron, el creador de la serie Los Simuladores y de un relato en el que Pasternak estrella un avión intencionalmente.
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| De izq. a derecha: Garibotto, Ferrero, Beiró, Cabrera y Moreno, junto a los actores de Pasternak. |
. La revista Gente del 2 de septiembre de 1999 señala que, aunque había 60 ambulancias asistiendo a las víctimas, “lo más curioso fue que las tres primeras pacientes, promotoras de la sucursal cordobesa de Casa Tía, llegaron al Hospital Fernández en un taxi”. Otras notas revelan que esas mujeres, a las que una manifestación casi les hace perder el vuelo tras haber asistido a un curso de trabajo, eran Andrea Moreno (esposa de Fabián Misside), Claudina Eduviges Ferrero y Marcela Inés Cabrera, y que la cadena de supermercados Casa Tía es un acrónimo de Tiendas Israelíes Argentinas, perteneciente al mismo dueño de LAPA, el judío checo Gustavo Andrés Deutsch. Nótese que Cabrera es además el apellido del testigo de rampa Jorge Rubén Cabrera y del pasajero Gabriel Horacio Banegas Cabrera, quien testifica que otro pasajero se negó a subir al avión porque estaban arreglando la turbina, y que Moreno coincide con el apellido de Ricardo y Hernán, esposo e hijo de María Gravier que decidieron no tomar el vuelo a último momento. Ricardo y un colega, el diputado cordobés Jorge Babusci, salvaron su vida por 10 segundos, pues decidieron cambiar los pasajes al toparse con Eduardo Duhalde y Julio César Aráoz a las 8 de la noche en el Hotel Alvear.
. Carlos Garibotto, vendedor de repuestos de Río Ceballos que había viajado para una presentación de amortiguadores en el autódromo, esposo de Cristina y padre de Trinidad, Carlos Dante y María de los Ángeles, se salvó porque viajaba con su otro hijo de 8 años, Luciano, en la fila 18, mientras que sus dos amigos fallecidos, Carlos Alberto Crossa y Antonio Salvador García, iban en la 13. Por increíble que parezca, Carlos Garibotto ya había sobrevivido antes al choque del auto de su padre con un tren, al síndrome de Guillain-Barré, a un coma por contaminación en la sangre y a un cáncer de médula.
. Las filas 3 y 4 estaban ocupadas por 8 maquilladoras que habían sido invitadas a un evento organizado por la firma de cosméticos Helena Rubinstein en el Club de Pescadores, entre las que se encontraban la artista Verónica Paola Salvadores (hija del piloto y mecánico de aviones Juan Martín Salvadores y de Mirta, y hermana de Carolina y Pablo Martín); Carla Carolina Franconi (hija de Ismael y Nidia Gudiño, quien embarcó 15 minutos después que ella en otro vuelo); Jaqueline Carol Rico (de 33 años, hermana de William, hija de Mirtha y madre de María Antonella, con mismo apellido que la pasajera Griselda Noemí Rico, quien había escrito una carta de despedida a su esposo Daniel Bojanich (apellido del primer esposo de la actriz Moría Casán y del CEO del Grupo Bahía Energía), y que la secretaria de la causa Valeria Rico); y Marisa Andrea Beiró (única sobreviviente del grupo de cosmetólogas, rescatada por Marcelo Morano). Nótese que la fundadora de la firma Rubinstein era judía, que hubo políticos y militares famosos con los apellidos Beiró, Salvadores y Rico, y que la frecuencia de este último en Argentina es de 1 cada 9,242, por lo que es muy raro que hubiera 3 portadoras no relacionadas en un grupo de poco más de 100 personas.
. Hay razones para creer que el piloto Gustavo Weige no murió en el accidente, ya que un profesor del campo de golf declaró que lo sacó con vida y que luego desapareció. También se dieron por fallecidos al copiloto Luis Etcheverry, esposo de Nora Nouche, y a la primera oficial Verónica Tantos. Uno de los imputados de la Fuerza Aérea, el comodoro Carlos Damián Peterson, era el padre de la actriz Carla Peterson.
. Por errores de identificación, se intercambiaron los cuerpos de varias víctimas: Ivana Garat, Marta Morán, Silvia Medeot, Griselda Rico, Andrea Grilli, Stephane Fey, Rubén Ternavasio, Miguel Cotello y Miguel Salgado. El decano del Cuerpo Médico Forense se llamaba Armando Macagno, mismo apellido de la pasajera María Isabel Macagno.
. La fallecida Ivana Garat era pareja del docente de producción televisiva Julio César Ataide, hija del periodista Oscar Garat fallecido trágicamente en una ruta de Brasil, y cantante del coro de Herbert Diehl (mismo apellido del gerente de operaciones de LAPA, Valerio Francisco Diehl). Su madre, Modesta Clelia Marín, se convirtió en presidenta de la Asociación Civil de Víctimas Aéreas y su hermano Oscar solicitó que “cambie el poder absoluto que ejerce la Fuerza Aérea sobre la aviación comercial argentina”.
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| Yohanna Savoretti y Miguel Ángel Correa junto a sus padres. |
. En el avión había un grupo de 6 visitadores médicos que habían asistido a un congreso organizado por la empresa alemana para la que trabajaban, entre ellos Juan José Savoretti (que en la foto hace el gesto de la mano en el chaleco junto al falso sweater rojo de su hija Yohanna, de 8 años); Marcelo Elitropio (de 33 años, hijo de Noemí, quien repite que lo cree vivo); y Enrique Alabi (padre de Rodolfo, hermano de Rubén y gerente de Grünenthal, laboratorio fundado por el judío Hermann Wirtz cuyo fármaco talidomida provocaba nacimientos sin extremidades). También viajaba Miguel Ángel Correa, cuyo hijo viste una chaqueta púrpura en la foto y es el presidente de la Asociación de Víctimas de Accidentes Aéreos creada tras el accidente.
. El médico José Manuel Amayo, que viajaba solo en una de las filas, salió del avión por la puerta trasera que habían abierto las azafatas Cristina Iglesias y María Lía Antolín Solache y en el camino encontró a un hombre de Prefectura con la pierna destrozada. Rubén Andrés Perotti, María Inés Elena Viggiano y María Lucrecia Correa Malaccorto, empleados del banco Tornquist, estaban ubicados en la parte trasera del avión, en las filas 19 y 20. Nótese que Viggiano es el apellido de una actriz, que había otro Correa en el avión y que Perotti, quien había sido perseguido en la dictadura por sus ideas trotskistas, ya había sobrevivido antes a otro vuelo y a una caída de diez pisos en ascensor. Fabián Núñez y Luis Alberto Giménez García, que presagiaban juntos el choque desde la fila 16, declararon haber visto en la oscuridad pasajeros muertos que parecían dormidos.
. Había además varias personalidades de la política y cultura de Córdoba: Gustavo Luna Asís, intendente electo de Cruz del Eje; Jorge Michref, ex director del hospital San Roque y fundador de la clínica Saint Michel junto a su esposa Ismery Suárez; Mario Daniel Romagnoli, director de una agencia de publicidad; Miguel Ángel Salgado, arquitecto y ex secretario de Obras Públicas; Nilda Esther Jelenic, ingeniera agrónoma de Saplat y militante de las Fuerzas Argentinas de Liberación exiliada en Alemania por el pastor Dressel durante la dictadura; Aldo César Serrano, sindicalista, padre de Silvia y Oscar; Daniel Serrano, propietario de una importante industria avícola que había sufrido el robo de sus pasajes en un taxi y acababa de obtener la ciudadanía española, quien viajaba con su esposa María Ramírez Reche; Sonia Silvia Chagardoy, síndica de la Lotería de Córdoba; y Raúl Facundo González Tello, esposo de Graciela Almada, padre de Magdalena, Leticia, Alfonsina y Emiliano, y profesor de la escuela Manuel Belgrano. Nótese que el pasajero Franco Javier Baldoni también trabajaba para la Lotería de Córdoba, que su hermana Alejandra daba clases en la escuela Manuel Belgrano y en el Colegio Israelita General San Martín, y que su madre presintió la tragedia.
. También viajaban profesionales como Pablo Antonio Ganame, gerente local de la consultora Merrill Lynch; la odontóloga de 33 años María José Spacessi y su hermano Ernesto, vinculados a Agustín Alejandro Spacessi, empresario heladero y partidario del presidente de ascendencia judía Javier Milei; el comerciante Julio Inocencio Arévalo, fundador de ServiPlast; Laura Andrea Pérez, de 33 años, cuya madre Ana Almagro sabía que su hija iba a morir joven; la investigadora universitaria Silvia Irene Medeot, esposa de Raúl Nassi; el publicista y emprendedor inmobiliario Guillermo Silvestrini, apellido que además aparece en veteranos de guerra; el arquitecto José Ángel Rey, cuñado de la jefa de pediatría Ángeles Schteinschnaider, apellido de una famosa piloto húngara; la pareja de Marcelo Venosta y Adriana Inchaurregui, padres de Catalina, Agustín y Sofía, que recibieron una indemnización de más de 500 mil dólares; el asesor Pablo Raimundo Pérez, que tenía un homónimo en viaje hacia Colombia y viajaba en la fila 18 a firmar una escritura junto a su socia Jakeline Mercedes Carmona y el escribano Fernando Daniel Lanfranchi, vinculado a una familia de jueces; Míriam Hebe Yáñez, madre de David Londero; Eduardo Martínez Carranza, que tuvo fractura expuesta de tibia y peroné; la empresaria Gabriela Flora Chichilnitzky, con apellido vinculado a familias judías y directora de Corte-Chap junto a su madre Mirta Ana Rissi; el fabricante de autos Nicolás Juan Bosch, cuyo hermano Gregorio declaró que “metieron piedras en el cajón, como hacían en la guerra” y “muerto por muerto, que viva el rey”; el dirigente gremial José Luis Cotella, con mismo apellido que uno de los testigos de la explosión en la Embajada de Israel; Silvana Andrea Kfoure, de apellido libanés, tierra fenicia; Marta Elisa Degoy, con mismo apellido que una famosa escritora sobrina nieta de la actriz Niní Marshall; Rubén Darío Ternavasio, de mismo apellido que una famosa historiadora e hijo de María del Carmen Callón; Marcos Florencio Britos, hijo de José al que se le habían caído los pasajes y con apellido similar al del banquero Jorge Brito fallecido en otro accidente aéreo; y los hermanos windsurfistas Jorge y Eduardo García Velazco, medalla de bronce en el mundial de Israel, que viajaban en la fila 15 y eran amigos de otro sobreviviente, además de tener el mismo apellido que dos represores del Servicio de Inteligencia Naval.
. Otros pasajeros de los que casi no hay datos son: Julio César Arias Figueroa, Mónica Beatriz Ballario de Hernández, Juan Manuel Canelo, Lorena Beatriz Benedito, Edgardo Daniel Ciancio, Claudia Natalia Cicare, Reinaldo Alberto Calderón, Carlos Gustavo Caballero, Fernando Guillermo Lamberti, Carlos Federico Mendoza, Marta Susana Morán, Jorge Ángel Sufe, Héctor Rubén Serra, Oscar Manuel Robledo, Paula Juana Triolo y Raúl Isidro Vidal.




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