por Lector de Miles Mathis
Publicado por primera vez en 2025. Sólo mi opinión, basada en búsquedas que cualquiera puede hacer en Internet, pero que casi nadie hace.
A quien vemos ahí recibiendo el Premio Jerusalem 2021 otorgado por la Organización Sionista del Uruguay y manoseando a un par de chicas en 2024 durante una conferencia en México es Roberto Canessa, uno de los rugbiers sobervivientes de la Tragedia de los Andes que parece sumarse a las personalidades con ascendencia judía que participan del proyecto Los Hombres son Cerdos. Sin embargo, como él dice no conocer nada sobre sus antepasados, vamos a brindar esa información en honor a estos supuestos héroes del accidente aéreo, que debieron sobrevivir más de dos meses en las montañas alimentándose de los cuerpos de sus compañeros fallecidos, y quizás hagamos así un gran aporte al conjunto de la población. (A quien no conoce esta historia, en la cual se basa la película de Netflix “La sociedad de la nieve”, le sugiero leer esta investigación previa y ver el siguiente video).
Los Christian Brothers
El equipo de rugby Old Christians estaba conformado por ex alumnos del colegio Stella Maris, al que su web oficial define como una institución educativa católica y bilingüe, de origen irlandés, fundada en 1955 en Montevideo por la Congregación de los Christian Brothers. Su sección de historia nos cuenta que fue un grupo de familias católicas de clase alta el que procuró la llegada de los Hermanos Cristianos al barrio de Carrasco, con el objetivo de erigir un colegio basado en los valores de la Congregación creada por Edmundo I. Rice. No nos aclaran quiénes eran esas familias, pero lo podemos consultar aquí, donde se mencionan apellidos como Surraco, Barreiro y Strauch, mismos que más tarde encontraremos en el accidente.
Citando al historiador Raúl Montero Bustamante, Wiki nos dice que la ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo fue fundada en 1726 por Bruno Mauricio de Zabala (imagen 1), militar que había derrotado a José de Antequera y Castro (2) y que falleció a los 53 años mientras se trasladaba a Santiago de Chile. Nótese que ambas ciudades comparten un mismo nombre, el de Santiago el Mayor (3), patrono de España, que provenía de una familia acomodada de pescadores y había estado siguiendo las rutas comerciales fenicias desde la dispersión de los apóstoles en el año 33. Otros sitios agregan que una de las novelas de Hugh Fitzgerald Ryan, titulada “A la Sombra del Ombú”, describe la vida de los inmigrantes irlandeses en el Uruguay, y que las tierras pertenecientes a Sebastián Carrasco y Melo, tío abuelo del General José Gervasio Artigas, terminarían en manos de la familia Pérez Butler, quien luego las vendería al empresario Alfredo Arocena Artagaveytia, apellidos que debemos recordar para después.
En cuanto a los valores promovidos por los Christian Brothers, nos indican que su accionar se basa en estar presentes en medio de la realidad, acompañando la cotidianeidad de los más necesitados con la compasión que infunde el Espíritu y aportando herramientas que liberen su potencialidad, lo que en el doble discurso orwelliano podría interpretarse como estar presentes en eventos fingidos, acompañando la confusión del pueblo con las mentiras de la nobleza y aportando engaños que generen la mayor ganancia posible. Los que no creen esto, es porque todavía no han leído lo que sigue.
Los primeros miembros de la Hermandad que llegaron a Montevideo fueron John V. Ryan y Joseph I. Doorley, quien tras su regreso a Buenos Aires fue reemplazado por Patrick C. Kelly, siendo este último quien daría al colegio el nombre de Stella Maris (Estrella del Mar), virgen protectora de los marineros. Nos dicen que lo eligió porque la escuela estaba frente a la costa, pero investigaciones previas sugieren que podría ser una pista de la relación entre estos supuestos benefactores y los navegantes fenicios. Para quienes no entienden a qué nos estamos refiriendo, recomiendo leer los artículos en los que Gerry y Miles demuestran que los antiguos fenicios/judíos falsificaban eventos y fingían sus muertes con fines de lucro, tradición que las familias nobles han estado siguiendo hasta nuestros días.
Comencemos con el apellido Doorley, que es la anglicanización del gaélico O’Dubhurthuille. Los sitios especializados sólo aportan que dubh significa negro, pero en este caso parecen no querer revelarnos más. Afortunadamente, en otra descripción informan que la palabra urthuile proviene del irlandés antiguo y que su significado es marea. Se denomina marea negra a la masa oleosa que se produce cuando hay un derrame de hidrocarburos en el mar, con incidentes reportados desde antes del 1900, siendo además el Mar Negro un lugar clave en tierras fenicias, lo cual refuerza nuestras sospechas. Sobre el apellido Ryan, se nos dice que podría traducirse como señor del mar, que posee un escudo de armas con tres grifos similar al del Trinity College, y que uno de sus primeros emigrantes a América fue John Marshall Ryan, mientras que el apellido Kelly, a su vez, proviene del gaélico O’Ceallaigh, que significa guerra. También admiten que algunos miembros de estos linajes se casaron con los O’Reilly, líderes políticos y militares con fama de astutos financieros, y que se unieron a la Orden de Santiago, la cual volveremos a mencionar más adelante.
Sobre el fundador de los Christian Brothers, Edmundo I. Rice, se nos dice que nació el 1 de junio de 1762, que falleció a las 11 a.m. del 29 de agosto de 1844 a la edad de 82 años (ases y ochos por donde se lo mire), y que su padre, próspero granjero de un pueblo fundado por William Marshal, poseía una extensión de tierras inusual y prohibida para un católico en esa época. Bueno, quizás la solución sea más simple de lo que parece. Eliminemos la palabra católico y asunto resuelto. Edmund era hijo de Robert Rice y Margaret Tierney, ex de Murphy, lo que lo vincula con otros Rice y Murphy famosos como así también con la actriz Gene Tierney, falsa pareja de John F. Kennedy y del diseñador de ascendencia judía Oleg Cassini, prometido de la trágicamente fallecida Grace Kelly.
Como si esto fuera poco, nos cuentan que Edmund cursó sus estudios de manera secreta e ilegal con el fraile Patrick Grace, hasta que a los 17 años comenzó a trabajar en la empresa de comercio marítimo de su tío, que después heredó. Sin embargo, su vida se vio envuelta en otra misteriosa tragedia cuando su esposa Mary Elliot murió al caer de un caballo, dando a luz a una niña discapacitada, hecho que lo haría dedicarse a la educación de los más necesitados. Fue así que se unió a la religión en 1808, luego de haber fundado la escuela primaria de Mount Sion en un terreno templario de Waterford, donde pasaría sus últimos días acompañado por maestros como Patrick Joseph Murphy y Aloysius Kelly, siendo nombrado Venerable en 1933.
Este sitio revela que el segundo nombre de los integrantes de la Congregación corresponde en realidad a un seudónimo religioso, por lo que no forma parte de su verdadera identidad. En los casos de Joseph I. Doorley y Edmund I. Rice, la I hace referencia a Ignatius, apodo que eligieron para honrar al fundador de los jesuitas, Ignacio de Loyola; John V. Ryan se hacía llamar Vincent, como el beato San Vicente de Paúl; mientras que Patrick C. Kelly llevaba esa inicial por el monje Columba de Iona. Ya hemos aprendido antes que los primeros jesuitas eran judíos, así que sólo nos quedan por analizar estos últimos nombres.
Asimismo, una búsqueda del término Iona en Sudamérica lleva a la web de este Centro Hebreo sionista, cuyo logo combina símbolos antiguos como el disco solar y una pirámide invertida para formar la figura de una abeja, palabra que en las lenguas semíticas adquiere la acepción de líder. Pero, ¿por qué una organización de judíos conservadores adoptaría el nombre de una pequeña isla escocesa de 170 habitantes, cuna del cristianismo en un país de religión protestante? Esto es, sin duda, una gran señal de alerta, que se repite cuando advertimos que Prior, Sion, Iona y Newman son los nombres de las cuatro Casas en las que se agrupan los alumnos del Colegio Stella Maris. Sí, tal como lo escuchan, suena como si el Sombrero Seleccionador estuviera prestando servicios al Priorato de Sion cuando no hay mucho trabajo en Hogwarts.
Les presento al galán de la foto, Alfie Lambe, ex miembro de los Christian Brothers que en 1953 estableció la Legión de María en Latinoamérica, donde falleció a los 26 años, habiendo cumplido junto a Seamus Grace la misión evangelizadora del capítulo 33, de la misma forma en que lo había hecho antes Edel Quinn, hija de otro banquero, durante sus 7 años y medio en África. Como vemos, los datos del pasado se repiten, pero también vuelven a aparecer con frecuencia en las noticias, donde se nos cuenta que el niño de 3 años Alfie Lamb, hijo de Adrian Hoare (como el Hoare Bank vinculado a la Goldsmiths’ Company), murió 3 días después de que lo asfixiara el joven de 26 años Stephen Waterson (hijo del agua), quien salió en libertad al cumplir 3 de los 7 años y medio de condena. ¿Casualidad? No lo creo.
Pasemos a analizar estos emblemas, pertenecientes a distintas escuelas de los Hermanos Cristianos: la Brother Rice High School de Michigan, la St. Vincent’s Secondary School de Irlanda, la St. Patrick’s College de Australia, y la St. Columba’s School de la India. Como se puede apreciar en ellos, todos tienen el símbolo de la cruz y un libro con dos letras griegas. Éstas provienen de la frase “Yo soy el alfa y la omega”, que aparece por primera vez en el capítulo 1 versículo 8 del Apocalipsis, y que hace referencia a Dios y sus descendientes, o a la continuidad entre el principio y el fin, al mejor estilo de la serie Dark. La paloma blanca de la paz, con las alas desplegadas en el segundo emblema, podría servir para contrarrestar esta alusión al final de los tiempos, si no fuera porque la última imagen nos muestra que en realidad se trata de un fénix, confirmando que estamos en presencia de los fenicios.
Y eso no es todo, ya que los Christian Brothers estuvieron implicados en varios de los casos de abuso a menores en la Iglesia Católica. Sí, ellos mismos, los que van rezando por ahí como buenos samaritanos. El periódico StarPhoenix (Estrella Fénix), por ejemplo, informó sobre lo sucedido en el Mount Cashel Orphanage de Canadá; las comisiones lideradas por Sean Ryan e Yvonne Murphy llevaron adelante las investigaciones en Irlanda; Paul Kelly fue declarado culpable en Escocia por un tribunal en el que participaba el profesor Michael E. Lamb; y por los hechos ocurridos en la St. Patrick's College de Australia, Robert Best fue sentenciado el 8 de agosto de 2011, Edward Dowlan fue hallado culpable de 33 abusos, y Gerald Leo Fitzgerald debió ser trasladado a otra institución, según pudo constatar la Comisión Investigadora, integrada, entre otros, por Robert Fitzgerald. Allí se reconocieron un total de 853 abusos a niños con una edad promedio de 13 años, y fueron imputados 281 Hermanos Cristianos, que debieron abonar $37.3 millones en compensación a las víctimas.
Se podría pensar que se hizo justicia. Pero no. La numerología y los apellidos de las personas involucradas sugieren que estamos ante una más de sus estafas financieras, con una compensación que probablemente hayan sacado de las arcas de la organización para ingresarla en sus propios bolsillos y en los de los cómplices que ejercían el papel de investigadores o víctimas, mientras se ocupaban de desprestigiar intencionalmente a la Iglesia, tal como se analiza en este artículo. Así que ya tenemos bastantes motivos para pensar que los Christian Brothers no eran tan católicos después de todo. O dicho de otra forma, tenemos un enjambre de espías cripto-judíos viajando por el mundo en misión evangelizadora, vinculados a una serie de tragedias inexplicables. Porque como dice la ley de Murphy: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”, especialmente si eso permite cobrar el seguro.
Las Familias
Volviendo a la familia Butler (imagen 1), dueña de las tierras de Carrasco, FamilySearch nos cuenta que su origen se remonta al siglo XII, cuando una invasión de caballeros normandos a Irlanda, en la que participaba Hervey Walter, llevó a que su nieto Theobaldo creara el apellido al convertirse en el primer bodeguero real. Desde entonces, sus descendientes han ocupado puestos importantes, como por ejemplo Thomas Butler, VII conde de Ormond y antepasado de la reina consorte Ana Bolena. Entre los católicos que más tarde abandonaron Irlanda por el avance de la religión protestante estaba James Butler Donovan, padre de William Butler Langton, quien emigraría a Cádiz en 1730, y de James y Thomas Butler Archer, casados con María Vicenta Sarsfield y Mary Fitzgerald respectivamente. Nos explican que tanto ellos como otros miembros de la familia establecieron una red comercial entre distintos puertos estratégicos, la Butler Trading House para la cual trabajaba el virrey Ambrosio Bernardo O’Higgins (2), y que por eso se instalaron en varios países de América. La descendencia de James continuaría en Chile con Juana Guillermina Pividal Butler y su esposo John Stewart Jackson, mientras que la de Thomas seguiría en Uruguay con María Marta Pérez Butler y su esposo Adolfo Shaw Stewart Wells.
Vemos que en ambas ramas de los Butler se repite el apellido Stewart de la Casa de Estuardo (3), importante dinastía de los reyes de Escocia, siendo dos familias que parecen estar vinculadas también en otras partes del mundo. Tal es el caso del abogado y senador estadounidense Arthur Thomas Stewart, miembro del centro masónico Winchester Lodge, a quien se le otorgó el papel de fiscal en un juicio relacionado con la Ley Butler, la cual prohibía el estudio de la teoría evolucionista de Darwin (4) en las escuelas, o del financista John Stewart Kennedy, miembro del Jekyll Island Club junto a J.P. Morgan y William Rockefeller, a cuyo funeral asistió el rector de la Universidad de Columbia y ganador del Premio Nobel de la Paz, Nicholas Murray Butler. Lo mismo sucede con los Fitzgerald y los Murphy, presentes en la rama de Thomas Butler, pues en la década de 1930, el político Frank Dwight Fitzgerald, de la Logia Grand Ledge, precedió y sucedió en la gobernación de Michigan a William Francis Murphy, quien pasaría a integrar la Corte Suprema de Justicia tras la muerte del juez anterior…, Pierce Butler.
Aquí vemos algunos emblemas de la masonería uruguaya, con símbolos como el piso ajedrezado, el compás y la escuadra, el fénix bicéfalo coronado con el número 33 y el Cerro de Montevideo rodeado por el lema de la Revolución Francesa. En este sitio nos cuentan además que Montevideo significaría Monte vi Deus (Monte de Dios) y que una adivina llamada Esmeralda Gutiérrez, quien fue invitada a Italia 18 veces, lo consideraba el Monte de Sión de la nueva Jerusalén
La madre de María Marta Pérez Butler era Rosa Butler Murphy de las Carreras Urioste Chopitea, mientras que los padres de su esposo eran Charles Shaw Stewart MacLean y Flora Parker Wells Kirkpatrick Warren, apellidos con fuerte presencia en la masonería del Uruguay. Gabriel Pérez, iniciado en la Logia Hijos del Secreto, fue el fundador del Gran Oriente del Uruguay en 1856; el ministro Antonio de las Carreras, que en 1875 acusó de conspirador a José Cándido Bustamante, integró la Logia Asilo de la Virtud, a la que también pertenecían Eduardo Mac Eachen, Joaquín de Chopitea, Carlos Gerónimo Villademoros y Patricio MacLean; mientras que encontramos a Cecil Shaw, Alexander James Shaw MacLean Wells y George Leslie Shaw como Venerables Maestros de las Logias Silver River y Acacia. De la misma manera, en la pareja de Isabel MacLean Platero con Duncan Stewart García-Wich vemos estos apellidos vinculados con el de José María Platero, Segundo Vigilante de la Logia Asilo de la Virtud, y el de Cristóbal Genovevo de Salvañach Wich, ministro de Hacienda creador de la Sociedad Filo-Histórica y miembro activo de la Logia Caridad, al igual que Duvimioso Terra, esposo de Fabiana Urioste Montaño. Tampoco podemos omitir aquí los apellidos Warren y Wells, mismos de Earl Warren, quien presidiera la Comisión encargada de investigar el asesinato del presidente Kennedy, y del escritor futurista H. G. Wells, autor de un libro titulado “El Nuevo Orden Mundial”. A los apellidos Kirkpatrick y Jackson, en cambio, los dejaremos para el final, y ya se enterarán por qué.
Tanto Platero como Salvañach Wich apoyaban a Manuel Oribe, patriota de destacada labor en 1817 en la batalla del arroyo Catalán, que fue masón operativo de grado 33 y miembro de la Logia Asilo de la Virtud y de la Sociedad de los Caballeros Orientales, en la que algunos historiadores también incluyen a su hermano Francisco José Oribe Viana. El arroyo había sido llamado así por el colonizador y pedagogo Josep Català i Codina, promotor del método educativo de un cuáquero inglés, y por su hijo Carlos Català Martínez, oficial del ejército uruguayo que fundó la ciudad de Artigas, lo que sugiere que los Christian Brothers no eran los únicos a los que les gustaba combinar la educación con la conquista. Se sabe además que el General Artigas (1) tuvo relación con varios masones como Miguel Barreiro, Dámaso Antonio Larrañaga y Manuel Vicente Pagola, y que el libertador chileno Bernardo O’Higgins (2), que consiguió la independencia de su país en 1818, fue integrante de la Logia Lautaro fundada por Francisco de Miranda y Rodríguez Espinoza (3). Otros libertadores de América vinculados con la masonería fueron Francisco Pizarro (4), José de San Martín (5) y Simón Bolívar (6).
Por otra parte, se admite que el apellido Shaw es de origen asquenazi, quizás con la misma raíz hebrea que los términos show (evento simulado), chai (muerte fingida), shoe (calzado) y jew (judío), y que una de sus variantes es Schaw, lo que los vincula con William Schaw, creador de los estatutos para maestros masones de Escocia. En cuanto al clan MacLean, nos revelan que su fundador, Gillean of the Battle Axe, habría sido un descendiente de la dinastía Fitzgerald, que a su vez proviene del anglonormando Gerald FitzWalter, mismos antepasados de los Butler. Estos apellidos también se encuentran vinculados en las noticias, pues a las 8:30 p.m. del año 2008, se informó que el canadiense de 22 años Tim MacLean había sido descuartizado y comido mientras viajaba en autobús, con Kayli Shaw como testigo presencial, lo que nos lleva al tema del canibalismo.
Aunque la tragedia de los Andes quizás sea el caso de antropofagia más conocido de la historia reciente, no fue el único ni el primero. Hasta 1610, el frío y la hambruna habían matado al 80% de los colonos de Jamestown (1), por lo que sus cuerpos y sus botas habían pasado a utilizarse como fuente de alimento; en 1816, cuando la fragata francesa Medusa, que había participado en las guerras napoleónicas (2), se averió en una zona con 18 metros de profundidad y dejó a 147 personas a la deriva durante 13 días, los sobrevivientes confesaron haber consumido partes de otros pasajeros; y en 1845, el capitán de la Royal Navy, Sir John Franklin, que ya había perdido a 11 compañeros y se había tenido que comer sus propias botas en una expedición previa, desapareció junto a los 128 hombres que viajaban a bordo del HMS Erebus y el HMS Terror, hasta que se supo que la tripulación había recurrido al canibalismo y que él había fallecido el 11 de junio de 1847 en el ártico canadiense. Nótese que su apellido coincide con el del supuesto patriota Benjamin Franklin (3) y que los nombres de los barcos denotan oscuridad y miedo respectivamente, por lo que la idea de un grupo de hombres que se comen entre sí, varados en la nieve, parece estar basada en estos antecedentes.
Antes de seguir, podemos mencionar a otras personalidades que, por estar relacionadas con los nombres, términos o apellidos anteriores, sería interesante investigar: el islandés Sjón, líder del grupo artístico Medúsa y guionista de la película Lamb; Joseph Aloysius Doorley, político de Rhode Island que se graduó en la Academia LaSalle de los French Christian Brothers, la cual compite en 18 deportes diferentes; el matrimonio de Margaret Fitzgerald con Piers Butler, condes de Ormond; el condecorado general Smedley Darlington Butler, autor de “La guerra es una estafa”; Patrick Shaw-Stewart, poeta y banquero nacido el 17 de agosto de 1888, que murió a los 29 años sirviendo en la Marina; el soldado americano Pierce Mason Butler, cuyo padre sirvió al General Benjamin Lincoln; el senador William Morgan Butler, que obtuvo su banca tras la muerte de Henry Lodge; y el escritor Alistair Stuart MacLean, miembro de la Royal Navy que escribía novelas de espías estilo James Bond; entre otros.
Luego de los Butler, el dueño de las tierras de Carrasco fue Alfredo Arocena Artagaveytia, nieto de Ramón Artagaveytia Urioste, dueño de una empresa marítima y Teniente Coronel en las filas del General Oribe, y de María Josefa Gómez Calvo, con quien tuvo nueve hijos. Artagaveytia es un apellido compuesto por otros dos, Arteaga y Beytia, mientras que Urioste significa detrás del pueblo, lo que podría interpretarse como algo distante o, por qué no, oculto. Sobre los apellidos Gómez y Calvo, podemos destacar que Isidoro de María Gómez, emparentado desde 1833 con la familia del General Artigas, fue miembro de las logias Decretos de la Providencia y Sol Oriental, y que Genaro Joaquín Calvo, integrante de esas mismas logias, fue además Venerable Maestro de Honor de la Logia Adalides del Progreso y masón de grado 33.
Otros apellidos similares, como Aros y Arosa, parecen surgir de esa misma palabra, en la que al omitirse las vocales como se hacía en el hebreo antiguo, se obtiene la raíz rtz. Por lo tanto, esto los vincula con el rey de los hoteleros César Ritz, quien estudió en la escuela jesuita de Sión e inició una cadena que hoy tiene 108 hoteles; con la condesa de Rothes, que viajaba en el Titanic; y con la familia de banqueros judíos de Amschel y Salomon Rothschild (2 y 3), cuyo significado ya no sería el que se nos suele insinuar, Rot-Schild (Escudo Rojo), sino más bien Rotz-Child (Hijo del Herrero/Falsificador), palabras que a su vez pueden tener la misma raíz por el poderío metalúrgico de los fenicios y el color rojizo de sus telas.
Años después, Ramón Artagaveytia Gómez volvería a ser protagonista de una historia trágica, esta vez junto a Francisco y José Pedro Carrau, al convertirse en los tres uruguayos fallecidos por el hundimiento del Titanic. Sin embargo, los relatos contradictorios de los testigos y el análisis detallado del hecho sugieren que se trató de otro evento falso, tal como se puede apreciar en este artículo. Las mismas sospechas de falsedad recaen sobre los crímenes de Carrasco cometidos por el primer asesino serial del Uruguay, Pablo José Goncálvez Gallareta, quien había estudiado en el Colegio Stella Maris, era hijo de Hamlet y Reina, diplomáticos que representaban a Uruguay en España, y fue condenado a 30 años de prisión por 3 femicidios cuando tenía 22 años de edad, siendo su primera víctima una mujer de 26 años fallecida a las 8 de la mañana y 26 también las puñaladas a las que se debió reponer cuando un par de reclusos lo atacaron en la cárcel.
Y las tragedias no terminan allí, pues el 8 de octubre de 2017, mientras se desarrollaba un encuentro por el aniversario del accidente de los Andes, el estanciero Rodrigo Artagaveytia estrelló su avioneta en la playa, lo que provocó la muerte de su acompañante, el cirujano chileno Fernando González Foretic.
Los sobrevivientes
Y así llegamos al accidente del Fairchild Hiller 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, en el que lo primero que debería llamarnos la atención es el término Hiller (verdadero apellido de Hitler). En cuanto a la ruta de vuelo, aunque las ciudades de Mendoza y Santiago de Chile se encuentran a 180 km de distancia en línea recta, con un tiempo de traslado de sólo 1 hora, los pilotos del Fairchild decidieron tomar una ruta más larga, pasando justo por un hotel que se encuentra a 21 km a vuelo de pájaro del lugar donde ocurrió el accidente.
Este sitio nos cuenta que el número 571 con el que se nombraba al avión en las comunicaciones aéreas no era en realidad el número de vuelo, sino más bien el identificador del aparato, algo así como si en la historia oficial se estuviera omitiendo el número del viaje reemplazándolo con el de la patente. De hecho, en vez de especificar alguna cifra, el manifiesto de pasajeros lo presenta como un número de vuelo especial. ¿Pero qué clase de identificación unívoca es esa? Si varias aeronaves tuvieran esa misma descripción en sus manifiestos, ¿cómo podrían distinguirlas? Se nos dice que la Fuerza Aérea Uruguaya disponía de cuatro unidades de este modelo: dos Fokker F-27 construidos en Holanda y dos Fairchild FH-227 ensamblados en Estados Unidos, por lo que contaban con suficientes duplicados como para generar cualquier tipo de maniobra distractiva.
Wiki parece querer decirnos algo al respecto cuando admite que los números de constructor de Fairchild Hiller van de C/N 501 al C/N 579, aunque este último avión jamás fue terminado. ¿Y qué es lo que se nos mostró a nosotros en los Andes? Justamente eso, un avión sin terminar. Además, los dos FH-227D adquiridos con números de construcción 571 y 572 recibieron las matriculaciones FAU 570 y FAU 571 al ser adquiridos por la Fuerza Aérea del Uruguay. Es decir, los números estaban corridos exactamente un lugar, de tal forma que, para el dueño, el avión accidentado era el FAU 571, mientras que, para el fabricante, era el 572. Algunos me dirán que eso no importa, ya que las numeraciones de cada entidad son independientes entre sí, y puede que tengan razón, pero que el solapamiento se produzca justo en el identificador de la unidad accidentada no deja de ser una gran señal de alerta.
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Ahora que ya sabemos un poco más sobre sus familias, podemos centrarnos en los 16 sobrevivientes del milagro de los Andes. Empecemos con los tres primos Strauch, que eran los sobrinos de Andrés Shaw Pérez Butler y María Angélica Urioste Piñeyro, padres a su vez del pasajero fallecido Daniel Gonzalo Shaw Urioste. Con el nuevo apellido que aparece aquí podemos mencionar a Teófilo Domingo Piñeyro, iniciado en la Logia Osiris de Artigas, quien fue miembro de la Corte Suprema de Justicia del Uruguay, fundador de la Logia Razón de Montevideo y Soberano Gran Comendador de grado 33.
María Angélica era nieta de Luis Piñeyro del Campo, integrante de la Comisión de Caridad y fundador del Partido Constitucional en 1881, y tenía dos hermanas llamadas Sara y Rosina. Ellas eran las madres de quienes cortaban los cuerpos, Eduardo y Adolfo Strauch Urioste, y estaban casadas con los hermanos Eduardo y Adolfo Strauch Schmied Wick respectivamente, cuya hermana Ana era además la madre de Daniel Fernández Strauch, el tercer primo sobreviviente.
Laura Braga Aguerre, esposa de Eduardo Strauch, era nieta de Antonio Braga Salvañach Pérez y Zelmira Requena Villademoros Cordero, mientras que el abuelo de Daniel Fernández Strauch, Juan Manuel Fernández de la Sierra Viana Pagola, era orador de la Logia Sol Oriental, secretario general de la Logia Unión y Beneficencia y masón de grado 33 perteneciente al Supremo Consejo del Gran Oriente del Uruguay, lo que demuestra la relación de los primos Strauch con la masonería. Además, la historia oficial admite que eran sobrinos de Josefina Herrán Puig, esposa de Juan María Bordaberry Arocena, político acusado por delitos de lesa humanidad que era el presidente uruguayo al momento del accidente y nieto de Alejo Arocena Artagaveytia.
Carlitos Páez era hijo de Magdalena Rodríguez Gómez Cibils Ibarlucea, lo que lo vincula con el pasajero Alfredo Cibils que decidió no viajar a último momento, y del famoso pintor Carlos Páez Vilaró Braga, que participó en las tareas de rescate. En la imagen vemos uno de sus cuadros, lleno de símbolos masónicos como el Ojo de la Providencia, el circumpunto, el cetro, la Mano de los Misterios, los cuernos de Baphomet y el número 33 escondido en las alas de la mariposa, junto a elementos fenicios como los peces, las ramificaciones y los seres bicéfalos. El dibujo puede interpretarse como un gran árbol genealógico, que parte de un linaje noble vinculado a los fenicios creadores de falsas tragedias (véase que de las cabezas y bocas superiores se desprenden una pierna y un zapato), de donde surgen civilizaciones como los egipcios y los vikingos, que reinan sobre las otras especies, todo bajo el influjo de la masonería. Nos queda tener la esperanza de que se trate de algo bueno, pero las dos cabezas inferiores no son el mejor augurio, pues los cocodrilos se caracterizan por fingir el llanto mientras mastican a sus presas.
En este grupo vemos que vuelven a surgir apellidos vinculados con los judíos conversos de España, como Schmid, Ruiz, Correa, Rodríguez, Villegas (1), Charry y Castro (2), y otros relacionados con las órdenes de caballería, como Ibarlucea, Jorajuria, Harley, Villademoros, Vilaró y Mangino. También se presentan referencias al agua como los peces coronados en el escudo de los Storm o el río Riet, que desemboca en el Vaal, homónimo de un importante dios fenicio. Además, el apellido Braga proviene de la Casa de Braganza, dinastía reinante en Portugal y Brasil a la que pertenecía el rey Juan VI (3), en tanto que Páez significa hijo de Pelayo, que se traduce a su vez como hijo del mar y que se encuentra, por ejemplo, en el apellido del crítico literario Marcelino Menéndez Pelayo (4).
Así llegamos a Roberto Canessa, que en su rama paterna era descendiente de Petronila Ruano Reissig y del General Andrés Atanasio Gómez Calvo, hijo de Roque Antonio Gómez Pérez (1) y María Rita Calvo Espinosa y hermano del Ministro de Guerra y Marina Leandro Gómez Calvo (2). Petronila era pariente del Gobernador del Río de La Plata Mateo Leal de Ayala y del Barón alemán Zacarías Gaspar Reissig, lo que la relaciona con el poeta Julio Herrera y Reissig (3), sobrino del presidente Julio Herrera y Obes Martínez al que sucedió el senador Duncan Stewart, y con Antonia Reissig Ruano, abuela de la desdichada dama porteña Felicitas Guerrero y tía de Eduardo Huelin Reissig, quien fuera socio fundador del banco de Málaga y caballero de la Orden de Carlos III, de donde surgen los colores celeste y blanco de las banderas rioplatenses.
Otro antepasado de Canessa vinculado a Carlos III fue Juan Manuel Montero Montojo, quien había llegado al Uruguay al servicio de la Corona de España. Su hijo José María Montero Rodríguez (4), que al parecer prefería sacar un conejo de la galera antes que dejar al descubierto su mano oculta, era un destacado comerciante y el abuelo de Raúl, escritor que presidiera el Instituto Histórico y Geográfico y la Comisión Nacional de Bellas Artes, puesto desde el que sin duda habrá podido ayudar a su hermano, el pintor de escenas marítimas José Pedro Montero Bustamante, casado con la rica dama Amelia Lafone Gómez y amigo de los artistas Pedro Viale y Vicente Puig. Estas son el tipo de cosas de las que una familia habla con orgullo. ¿Así que de verdad Canessa no lo sabía? Difícil de creer.
El guante blanco es un símbolo de la masonería, aunque también pueden utilizarse otros colores que en algunos casos representan a la logia o el grado al que se pertenece, o que permiten distinguir a los masones operativos de los especulativos. La utilización de un solo guante ha llegado a ser tendencia en Hollywood, donde ya se ha demostrado la fuerte presencia de los fenicios, y el guante blanco ha sido un sello distintivo de personajes famosos, desde el Mickey Mouse de Walt Disney o la reina Isabel II hasta los cantantes Michael Jackson y Prince, ambos fallecidos en extrañas circunstancias. Otra referencia al respecto la aporta el personaje de Fehler, quien se muestra siempre con un solo guante en la segunda temporada de Los Simuladores, serie creada por el director de ascendencia judía Damián David Szifron.
Siguiendo con Canessa, su bisabuela paterna Amelia Lafone Gómez era nieta del prestamista y accionista inglés Samuel Fisher Lafone Seacome (Fisher = pescador y Sea-come = ingresos marítimos), de quien Wiki nos cuenta que era un hijo de franceses hugonotes casado en 1833 en una ceremonia secreta de religión protestante con la filántropa católica María de Quevedo y Alsina, cuyos apellidos nos remiten al escritor Francisco Gómez de Quevedo Villegas (1) y al político Adolfo Alsina (2), compañero de fórmula de Domingo Faustino Sarmiento (3). También nos dicen que Samuel Lafone fue el principal promotor de la construcción de un saladero en una estancia jesuita, de un Templo de la Iglesia Anglicana, y del Pueblo Victoria en homenaje a la reina, de donde era oriundo el ex-presidente masón Tabaré Vázquez.
Algo similar ocurre en la rama materna, pues otra bisabuela de Canessa, Ángela Parsons Sosa, era hermana de Carlos Genaro, primer maestro de San Carlos de Bariloche quien, según nos cuentan en esta nota, llegó a tener nada menos que 33 nietos y 33 bisnietos, y fue socio del texano Jefferson Davis Wagner, mismo apellido del compositor Richard Wagner (4). Además, el hijo de Ángela, Roberto Urta Parsons, estaba casado con Mercedes Stagnero Seré, quien a su vez era hermana del Teniente Coronel Carlos Agustín Vila Seré, lo que nos permite deducir que estaban emparentados con la reconocida maestra uruguaya María Stagnero de Munar y con Francisco Seré, miembro de la masonería.
Analicemos ahora a Laura Surraco, novia de la adolescencia y esposa de Canessa, que aunque no estuviera a bordo del avión, no por eso deja de ser menos importante. En su rama paterna, Laura era bisnieta de Carlos Kenneth MacColl MacEachen, lo que muestra una interesante ascendencia de origen escocés. El apellido MacColl significa hijo del gran jefe, referido al Clan MacDonald y sus barcos fenicios (1), y se lo encuentra por ejemplo en los caballeros que acompañaban a los Stewart de Appin (2) o en nobles como Sir Colin McColl, jefe del Servicio de Inteligencia Británico MI6. También podemos mencionar a John MacColl, primer presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo, director de la Compañía de Ferrocarriles y miembro fundador de la Logia Acacia.
En cuanto a los MacEachen, podemos destacar al político y banquero Eduardo MacEachen Alarcón (3), hijo de Carmen Alarcón Durán y Pagola y Edward MacEachen MacNeill, siendo este último apellido el mismo del médico y falsificador Martin MacNeill, padre de 8 hijos condenado a 17 años de prisión por haber asesinado a su esposa, quien 8 días antes se había sometido a una operación. Eduardo era Presidente del Banco de la República, promotor del Teatro Progreso de Paysandú (hoy llamado Florencio Sánchez), funcionario público designado por el presidente Lorenzo Batlle, y masón de grado 33 desde el 18 de junio de 1880, integrando el Supremo Consejo del Gran Oriente del Uruguay, mientras que su padre había sido tesorero de la Logia Asilo de la Virtud en el momento de su fundación y dueño del edificio en el que actualmente se encuentra el Palacio Masónico del Uruguay (4), donde el fénix bicéfalo se observa tanto en el fondo del Gran Templo (5) como en el piso del antiguo patio central (6).
Nótese que el apellido Mauthone, encontrado además en Rosa Mauthone Falco, abogada que luchó contra la trata de mujeres judías en Montevideo, en el cirujano uruguayo José Daniel Mautone, y en los hermanos Alejandro y José Mautone, que desarrollaron un emprendimiento de oficinas para bancos y aseguradoras junto a Adolfo Shaw Wells, se escribe alternativamente con o sin h, siendo la primera opción muy similar a los Mamuthones de la isla de Cerdeña, figuras antropomórficas que desfilan con sus pieles de oveja negra en el carnaval de ese antigüo puerto fenicio.
Los otros apellidos nos llevan, por un lado, al marqués Manuel Falcó y d’Adda (2), padre de Manuel Felipe Falcó y Osorio (3), y al duque Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó (4), pariente del marino Pedro Fitz-James Stuart (5), y por otro, a Vicente Adolfo Salaverri Martínez, director del Diario Oficial del Uruguay y redactor de la revista Pegaso, dirigida por César Miranda y José María Delgado, presidente del Club de Fútbol Nacional de Uruguay. En esa revista participaba también el escritor masón Horacio Quiroga (6), que tomó la decisión de suicidarse al igual que su padrastro, su esposa, sus tres hijos y sus amigos Leopoldo Lugones y Alfonsina Storni (7), y que tenía entre sus colegas al historiador Ricardo Rojas (8) y a Alberto Gerchunoff, autor de Los Gauchos Judíos, donde se narra la inmigración de las primeras 8 familias judías que llegaron a la Argentina en octubre de 1888.
Volvamos a Laura Surraco, que en su rama materna era tataranieta del inmigrante croata Felipe Lukšić, fundador en 1844 de la empresa de salvataje naviero Lussich e hijos, por la que recibió elogios de la Lloyds of London, una medalla de oro de la reina Victoria otorgada en 1888, y una honorable comparación con Horatio Nelson (1), vicealmirante manco de la Marina Real Británica al que se le debe haber perdido la mano de tanto ocultarla.
Los heroicos salvatajes de la compañía fueron recopilados en un libro por Antonio Lussich Griffo (2), arboricultor y escritor de literatura gauchesca junto a masones como Elías Regules Uriarte, Javier de Viana, pariente de Francisco Leandro de Viana (3), y José Hernández, entre otros, y cuyo hijo Milton Lussich Portillo murió en 1921 mientras volaba en un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya proporcionado por el entonces presidente Baltasar Brum (banquero y amigo masón de Domingo Arena y José Batlle (4), quien era a su vez esposo de Matilde Pacheco Stewart), quien finalmente se quitaría la vida en 1933 ante la atenta mirada de su esposa Blanca Nieves Frías. Un triste augurio de lo que pasaría años más tarde… o quizás el hecho que lo inspiró, pues en un poema dedicado a su hijo, Antonio admite sutilmente que “todo fue una ilusión”.
El otro bisabuelo materno de Laura era José Luis Ponce de León Errazquin, esposo de Juana Terrero Uriarte, hijo de Eloisa Errazquin Soto y hermano de Vicente, bisabuelo a su vez del pasajero José Pedro Algorta Durán, cuya tatarabuela Amalia Estrázulas Falsón era hermana de Jaime, Ministro de Relaciones Exteriores del Presidente Berro y miembro de la Logia Decretos de la Providencia. Con estos apellidos encontramos también a Tomás Durán Guani y Luis Durán Veiga, arquitectos de la Iglesia San Juan Bautista, santo patrón de la masonería; a Manuel Durán, un pobre tabaquero que llegó a ser vicepresidente del Banco Español; y a Manuel José Errazquin Larrañaga, secretario de la Asamblea General Constituyente junto a Miguel Antonio Berro Maizterra, familiar del presidente Bernardo Prudencio Berro Larrañaga (5), ministro de Hacienda, integrante de la Logia Caballeros Orientales y miembro activo de grado 33 en el Supremo Consejo del Gran Oriente del Uruguay.
En cuanto al apellido Errazquin, se origina en la palabra euskera erratz, que es un tipo de arbusto, así que nos volvemos a encontrar con la raíz rtz, esta vez unida al apellido Quinn; Algorta, por su parte, es una variante de Alcorta, lo que nos lleva al presidente masón José Figueroa Alcorta (1), que había sido vicepresidente de Manuel Quintana (2) y debió atender una explosión en el Teatro Colón, y a Tomás Alcorta Aranguren, quien ya en 1628 estaba casado con María Larrañaga y que tuvo entre sus descendientes a Sevastian Alcorta Arana, esposo de Magdalena Arozena; Larrañaga, a su vez, proviene de Larraín, apellido de una de las familias fundadoras de Chile relacionada con la comuna de La Reina (3), cuyo escudo posee dos fénix rodeados de conchas marinas, y del cineasta Pablo Larraín, quien dirigió la película Jackie, sobre la vida de Jackeline Kennedy Onassis, protagonizada por la actriz judía Natalie Portman (hombre del puerto); mientras que Ponce de León, que surge de la unión entre Pedro Ponce de Cabrera y Aldonza de León, deriva de la voz latina Pontus, que significa mar.
Por Josefa Ponce de León, este último apellido se encuentra también en la genealogía de Eva Duarte, esposa del presidente Juan Domingo Perón, fallecida a los 33 años. Duarte significa entre aguas y es una variante de otros apellidos como Ugarte, presente en la familia de los Strauch, y Uhart, como Anne Irigaray Uhart, tatarabuela del pasajero Javier Alfredo Methol Abal, padre de 8 hijos que, tras perder a su esposa Liliana en el accidente, contrajo matrimonio con Ana María de Amorrortu. A su vez, en esta familia, que era amiga de los Arana Goiri descriptos por Miguel de Unamuno (4), aparece el editor católico Sebastián de Amorrortu y Beitia (apellido que con los Arteaga daba origen a los Artagaveytia), cuyo hijo mayor, Félix María de Amorrortu Elejondo, estaba casado con Teresa Roimisher, de ascendencia judía, y su hijo menor, Francisco, con Diosma Masó Abal Grazide.
Asimismo, en las ramas paterna y materna de Javier Methol Abal encontramos los apellidos Arrosa y Arosa respectivamente, cuyo origen lo vincula con los Arocenaaa, y a Celestina Grazide Foix, abuela de Diosma, lo que revela que él y su segunda esposa tenían antepasados en común. Al respecto, podemos destacar a Grazide Lizier, hija de una bodeguera del condado de Foix, cuyo amorío con el cura Pierre Clergue, primo de su madre, quedó plasmado en un libro de Emmanuel Le Roy.
Otro de los pasajeros que se conecta con estas familias es Ramón Sabella Barreiro, pues su apellido coincide con el de Antonio Barreiro, quien se encontraba junto a los Strauch y los Surraco en la fundación del Colegio Stella Maris. Con ese nombre podemos mencionar a Antonio Barreiro y Ramos, miembro de las Logias Caridad N° 10 y Fénix N° 69, integrante del Directorio del Banco de la República y fundador el 11 de diciembre de 1871 de la Librería Nacional, frecuentada por intelectuales como Antonio Serratosa Cibils, y que luego se convertiría en la editorial donde se publicaría el libro ¡Viven! de Piers Paul Read. Si bien Barreiro y Ramos había fallecido antes de que se fundara la escuela, son sus descendientes directos quienes probablemente hayan estado allí, pues su hijo Antonio Prudencio Barreiro Ortega era padre de Antonio Barreiro Brunel, mientras que su hija María Judith estaba casada con el hijo de Vicente Manuel Lussich Griffo, Felipe Manuel Lussich Nin.
Debemos destacar aquí la aparición del apellido Brunel, como el del ingeniero Isambard Kingdom Brunel (1) desarrollador de transatlánticos que realizaba actos de ilusionismo, murió a los 53 años y fue miembro de la Royal Society junto al científico judío Albert Einstein (2), cuya visita al Uruguay se recuerda en una escultura del 2008 en la Plaza Treinta y Tres, y el economista Adam Smith, promotor de la mano invisible del mercado; y también la presencia del apellido Nin, como el del dibujante Pablo Nin y González y el senador Federico Nin Reyes, miembros de la Logia Constante Amistad fundada el 5 de marzo de 1856.
Algunos podrán decir que la endogamia detectada en este artículo es normal, más aún en un país pequeño y con poca población como Uruguay, donde no sería extraño que los miembros de la clase alta se conozcan y se casen entre sí. Sin embargo, llama la atención que este tipo de enlaces se haya mantenido estable durante tanto tiempo y en distintos países, como si existiera alguna regla capaz de sobrevivir a los cambios y costumbres de cada época y lugar. Así que será mejor poner el foco sobre este punto.
Se dice que hay un 10% de matrimonios endogámicos en el mundo, pero se llega a ese valor por los altos porcentajes de los países musulmanes. En el mundo occidental, en cambio, el promedio baja a un 5% o menos, según el país. Esto implica que el porcentaje de endogamia existente en las familias de los pasajeros uruguayos es ampliamente superior al encontrado en Occidente, lo que hace pensar que lo hicieron a propósito o que se tomaron muy en serio el mote de República Oriental.
Y así llegamos por fin al último de los sobrevivientes, José Inciarte Vázquez, cuyo tatarabuelo George Milburn Turner (1), comandante de artillería de Oribe, era nieto de Mary Reed, esposo de Ann Wilkie Kennedy y padre de Ángela y Elena Milburn Wilkie, casadas con Robert Callander Clark Todd y Lindolfo Ponce de León Macuso respectivamente, lo que lo vincula con las familias anteriores (2). Varios de estos apellidos podrían hacer referencia a los fenicios, como Milburn y Callander, cuyo origen se relaciona con arroyos y ríos; Todd, que significa zorro y se lo encuentra por ejemplo en la obra teatral Sweeny Todd y en Mary Ann Todd, la esposa de Lincoln; o Turner, que tiene raíces judías y variantes como Drexler, presente en un famoso cantante uruguayo autor de la Milonga del moro judío.
Por lo tanto, si se trata de un mismo guión puesto en escena varias veces, en diferentes versiones a lo largo de la historia, cabría preguntarse cómo y cuándo se originó. La lista de casos de canibalismo es extensa y se remonta a tiempos muy antiguos, pero quizás el antecedente más conocido sea el mito de Cronos, también llamado Saturno, quien devoraba a sus hijos para perpetuarse en el reino de los dioses. Esa imagen quedó plasmada en un conocido cuadro de Francisco de Goya, pintor que, según el investigador Daniel Carrasco, reemplazó su verdadero nombre por un acrónimo vinculado con la masonería (Goya = Gran Oriente y Arquitecto), manteniendo así oculta su pertenencia a la familia real (1).
Desde entonces ha habido casos de todo tipo, como el del hundimiento del Essex en 1820, en el que viajaba el marino Samuel Reed, sobrevivieron 8 personas e inspiró una famosa novela de Herman Melville, escritor casado con Elizabeth Knapp Shaw; el de Albert Fish (2), condenado por haber consumido a la niña Grace Budd y cuyo apellido significa pez; el del montañista Levi Boone Helm, vinculado a los Stewart; el del escritor japonés Issei Sagawa, quien se convirtió en un autor de renombre al confesar que había consumido a una estudiante alemana; o el de Armin Meiwes, cuya víctima se ofreció voluntariamente a ser comido por él. Incluso el caricaturista Matt Groening, famoso por introducir predicciones en sus programas, muestra en un episodio que Abraham Simpson intentó comerse a su compañero McAllister mientras escalaban un pico nevado en 1928, apellido de origen escocés que también utiliza para el marinero de la serie y que tiene un fénix detrás de un barco en su escudo de armas (3).
Los fallecidos
Ya que pudimos establecer relaciones entre los sobrevivientes, veamos si podemos hacer lo mismo con los 29 fallecidos. Para no extendernos tanto ni repetir los análisis, empecemos por descartar a aquellos que poseen los mismos apellidos que los anteriores: Francisco Domingo Abal Guerault, Jorge Alexis Hounié Seré, Liliana Beatriz Navarro Petraglia de Methol, Gustavo Diego Nicolich Arocena, Eugenia Dolgay Diedug de Parrado, Susana Elena Alicia Parrado Dolgay, Daniel Gonzalo Shaw Urioste, Diego Storm Cornah y Enrique Platero Riet. Por lo tanto, nos quedan los 5 miembros de la tripulación y 15 pasajeros más.
Rafael Echavarren Vázquez, cuyo cuerpo fue el único sepultado en Uruguay, había sido educado por los jesuitas, comparte apellido con el poeta del grupo, Fernando Vázquez Nebel, y era amigo de Gilberto Regules, quien no viajó ese día por quedarse dormido pero murió en un accidente automovilístico veintiun años después por el mismo motivo; Francisco Nicola Brusco, médico que viajaba con su esposa Esther Horta Pérez, era descendiente de Ignacio Oribe y Viana y Josefa Ramírez Carrasco; Marcelo Pérez del Castillo Ferreira, capitán del equipo y organizador del viaje, era hijo de un fundador del Colegio Stella Maris y sobrino de Daniel, casado primero con Margarita Algorta Villegas y luego con Elaiza Artagaveytia Usher; Guido José Magri Gelsi, por su parte, era hijo de Susana Gelsi Bidart, cuyo hermano Adolfo estaba casado con Ana María Castillo de la Fuente; Daniel Agustín Maspons Rosso comparte apellido con la escritora María del Pilar Maspons y Labrós, cuñada de un divulgador del teatro popular catalán, y con el fotógrafo español Oriol Maspons; Carlos Alberto Valeta Vallendor era hijo de Agnes, quien tuvo una premonición sobre el accidente; y Arturo Eduardo Nogueira Paullier era hijo de Arturo Nogueira Schelotto, cuñado a su vez de José Pedro Carrasco Dupont, y provenía de una familia relacionada con los Arteaga y los Gómez Calvo.
Detengámonos un segundo en Graciela Obdulia Augusto Gumila, hija del abogado Diego Felipe Augusto Fontana y Obdulia Gumila Mancuso, quien había tomado el espacio disponible en el vuelo a último momento porque su hija María del Rosario Mariani Augusto, simpatizante del Movimiento de Liberación Nacional de Tupamaros, se iba a casar con un político uruguayo exiliado en Chile. Nos cuentan que Graciela había sido criada en un hogar católico tradicional encabezado por su abuela materna María del Carmen Fontana Cambiazo, en una de las familias mejor posicionadas de la zona, y que estaba emparentada por compadrazgo con miembros de la esfera política, pero aún así parecía muy interesada en llegar a Chile un día antes en un vuelo barato, con pasajeros a los que supuestamente no conocía y con los que no tenía ninguna relación. Sin embargo, lo que no nos dicen es que el marido de Graciela, Héctor José Mariani Minetti, era hijo de Emilia Minetti Sciutto y Antonio Mariani Zunino, por lo que estaba emparentado con Amanda Zunino, la abuela paterna del sobreviviente Roberto Francois, ni que los Zunino han aparecido además en otras noticias trágicas de los Andes, como en la muerte de dos jóvenes motociclistas.
Analicemos finalmente al personaje principal de la película protagonizada por Enzo Vogrincic (1), el pasajero Numa Turcatti Pesquera, quien era hijo de Gastón Turcatti e Isabel Sara Pesquera Cadenas, futbolista del Club Loyola (al que también pertenecían Arturo Nogueira, Julio Martínez Lamas y José Luis Inciarte Vázquez, entre otros) y nieto de Numa Pesquera, famoso presidente del Club de Fútbol Nacional de Uruguay, cuyo nombre coincide con el del segundo rey de Roma y según este sitio significa escuadra, uno de los símbolos principales de la masonería. En la foto (2) vemos al joven durante una cena junto a Alfredo Delgado Salaverri y Alfredo Cibils, que le pidieron sumarse al viaje por invitación de Gastón Costemalle, su amigo en común de un colegio jesuita con quien tenían la costumbre de juntarse a estudiar a las 8 de la mañana. Numa tenía además un hermano mellizo, Leandro, pero llama la atención que no se encuentren fotos de ellos juntos, lo que hace recordar los casos de posible suplantación de identidad como los de Paul McCartney y John Lennon (3) o los del piloto del 11-S John Ogonowski y la pasajera Barbara Olson. También debemos destacar que a Numa se lo ve sonriente y saludable en el fuselaje (1) y que cuando finalmente murió, dejó en su mano el versículo de San Juan 15:13 “No hay amor más grande que aquel que da la vida por los amigos”, el cual también podría traducirse del hebreo como “Nadie que ame tanto su patrimonio da la vida por los amigos”.
Nos dicen que el 20 de diciembre, luego de varias expediciones fallidas y 9 días de caminata, Roberto Canessa y Fernando Parrado llegaron a un arroyo en donde encontraron al arriero chileno Sergio Hilario Catalán Bustamante Martínez Duque, a quien vemos en la imagen con una mano escondida en el pantalón mientras saluda a un carabinero. Hasta ahí parece una historia épica de superación, pero si recordamos que el masón Manuel Oribe fue un héroe en la batalla del arroyo Catalán, nombrado así por el militar Carlos Català Martínez, que Canessa era bisnieto de José Pedro Montero Bustamante, y que el padre de Nando era Seler Parrado Martínez, obtenemos un origen (Catalán) + un título nobiliario (Duque) + dos apellidos que unen al salvador con los salvados. Quizás por eso la historia oficial prefiere contarnos que Canessa y Parrado fueron hallados por Catalán, en vez de admitir que Bustamante y Martínez fueron hallados por Bustamante Martínez, lo que incrementaría notablemente nuestras sospechas.
La esposa del arriero, por su parte, se llamaba Virginia Toro Aros, cuyo primer apellido coincide con el de Mateo de Toro Zambrano, militar del Chile colonial que además era caballero de la Orden de Santiago, mientras que el segundo es una variante de Arotz, la palabra euskera para herrero de la que también derivan los Arocena. Interesante, ya que si bien se trata de apellidos relativamente comunes cuando se los considera por separado, suena bastante improbable que se los encuentre todos juntos y relacionados de esta forma. Señal de que el “destino” tuvo que haber intervenido de nuevo.
Tras el aviso del arriero, llegaron tres helicópteros con 10 miembros del Grupo de Aviación N° 10 de la Fuerza Aérea de Chile. Los comandaban Carlos García Monasterio, Jorge Massa Armijo y Mario Ávila Lobos, acompañados por la enfermera teniente Wilma Kock Alvarado, Julio Sarmiento Castillo, Ramón Canales Cornejo, Alex Herman Zcerny, Abel Gálvez Hinojosa, Juan Ruz Jerez y Juan Polverelli Hinojosa.
El cabo Vicente Espinoza Muñoz y el voluntario de patrulla forestal Jaime Reyes Parra trasladaban a Parrado y Canessa respectivamente, quienes al parecer tenían energías suficientes como para ensayar poses con distintos fondos, hasta que Parrado debió subirse a uno de los helicópteros junto a miembros del Cuerpo de Socorro Andino para dirigirlo hacia la zona del accidente. Seis más fueron rescatados en ese primer viaje y al llegar fueron atendidos por el doctor Eduardo Arriagada Rehren, médico militar que ejercía en el Hospital de Chimbarongo, para luego ser trasladados por el ambulanciero Fernando Calquín al Hospital de San Fernando, dirigido por el doctor Fernando Baquedano, del mismo nombre que un famoso militar chileno.
El jefe de rescatistas Sergio Díaz, Osvaldo Villegas, Claudio Lucero Martínez y el enfermero José Gilberto Bravo Castro se quedaron esa noche de 1972 en el avión con los ocho sobrevivientes restantes, por lo que si algo de todo esto fuera falso, ellos deberían haberlo sabido o, al menos, se habrian dado cuenta. Y, de hecho, todo parece indicar que uno o más estaban involucrados.
Sergio Díaz, que según la versión oficial falleció dos años después y cuya hija, la actriz Maricruz Díaz Alvear, estaba en pareja desde 1970 con el uruguayo Francisco Lussich Paysée (hijo de Emilio Joaquín Lussich Siri y Rosina Payssé Reyes), les recitó el poema “Cultivo una rosa blanca”, de José Martí, a quien vemos en la foto posando con la mano en el chaleco.
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Rescatista Sergio Díaz y Coronel Sergio Díaz |
Esto implica que el jefe de rescatistas chileno, a quien se presentaba como un supuesto desconocido, estaba vinculado a las familias de los pasajeros desde al menos dos años antes del accidente. Además, su rostro y nombre es extrañamente similar al del coronel del Ejército Sergio Antonio Díaz López, miembro de la Central de Inteligencia y del Comando Conjunto condenado por el secuestro y homicidio de militantes comunistas como Ignacio Orlando González Espinoza y Juan René Orellana Catalán en 1976.
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