martes, 29 de abril de 2025

Futurismo

 

Meteorito

por Lector de Miles Mathis


Publicado por primera vez en 2025. Sólo mi opinión, basada en búsquedas que cualquiera puede hacer en Internet pero que casi nadie hace.


Hasta ahora estuvimos analizando eventos del pasado, pero en esta ocasión me gustaría modificar la perspectiva, introduciendo por primera vez un tipo de investigación que podría resultar tan o más interesante que el anterior. Sabemos que un grupo de aristócratas espeluznantes domina el mundo desde las sombras y que utilizan técnicas de programación predictiva como imágenes anticipatorias y mensajes subliminales para moldear en nuestras mentes sus futuros eventos simulados. Así que para hacer un poco de futurismo, ¿por qué no identificar aquello que nos vienen insinuando desde hace tiempo pero que no han concretado aún?


Como no podía ser de otra manera, una de las historias de ficción favoritas de los masones judeo-fenicios es la inminente caída de una roca interestelar que amenaza con destruir la Tierra. Nos lo han advertido en el 2008 con el asteroide TU24, en el 2012 con el BX34, en el 2017 con el AG13 y ahora de nuevo con el YR4, que llegará en el 2032 (aunque a juzgar por el grupo de “expertos” que lo promociona, no me sorprendería que recurran luego a un embotellamiento espacial o a alguna otra variable cósmica absurda que lo demore unos meses para hacerlo llegar en el 33). 


No confíes en ninguna de las fuentes oficiales ni alternativas que divulgan el suceso, ya que todas las instituciones y científicos famosos pertenecen al mismo clan de mentirosos y farsantes contratados por los gobernantes fantasmas de la criptocracia fenicia, y lo que en verdad quieren hacer colisionar es tu cerebro. Lo del asteroide no es más que una versión semi realista del proyecto Blue Beam, que plantea el mismo escenario apocalíptico pero con una invasión alienígena. Son tan grandilocuentes que quizás hasta se les ocurra esculpir alas en la roca para que creamos ver a un fénix incendiándose en el cielo, o tallarle algunos símbolos para inventar una vinculación entre el idioma intergaláctico y las antiguas lenguas semíticas. (Si no se les había ocurrido antes, acá les dejo la idea).


Futurismo

También lo han sugerido en los ‘90 con películas como Armageddon de Michael Bay, director judío que era dueño del perro Mason, o en el capítulo de los Simpsons titulado El Cometa de Bart, en el que Homero predice el desenlace poco antes del impacto y que es del mismo creador de Futurama, donde el personaje de cabello púrpura y un solo ojo, Leela, es una clara referencia al Ojo de la Providencia. Incluso te hacen creer que la extinción de los dinosaurios fue por alguna especie de meteorito venenoso que atravesó la atmósfera y se las arregló para evaporarse y disiparse misteriosamente, infectando el aire en cada rincón del planeta. Quieren que pienses que eso es posible, para que seas más fácil de manipular cuando decidan hacer realidad la historia escenificándola con actores de simulacro en los medios.

¿Pero por qué querrían repetir el engaño de una catástrofe prehistórica aplicándola en la actualidad con humanos? Tratándose de criptócratas tiranos que juegan a ser dioses, la respuesta es sencilla: por poder y dinero. Cuando alguien cree que su vida o la de un ser querido está en riesgo, es susceptible de donar todo lo que tiene a quien pueda salvarlo, y ellos se aprovechan de eso. Así que no debería parecerte extraño que los gobernantes utilicen situaciones límite como esta para jactarse de tener la solución, con el objetivo de recibir donaciones voluntarias e imponer gravámenes extraordinarios a la gente. Por eso siguen sosteniendo la farsa de los cohetes espaciales y las armas nucleares, que serían las herramientas perfectas para derribar el supuesto meteorito.

¿Darías tus bienes al gobierno de turno o pagarías un impuesto que no te corresponde? Por supuesto que no. ¿Pero lo harías si te hubieran convencido que de eso depende tu vida? Por supuesto que sí. Les sirve también para justificar desvíos en las arcas del Estado, utilizando para sus propios fines los fondos destinados a proyectos filantrópicos inexistentes. En otras palabras, aumentan sus riquezas con la plata y el trabajo de sus súbditos.

Es la misma táctica que utilizaron para enriquecer a los laboratorios y farmacéuticas durante la falsa pandemia de COVID. Para darse cuenta de que esa industria también está tomada por los fenicios, basta con ver los comerciales de Tío Nacho, donde se utilizan símbolos como la abeja, la jalea real y la henna egipcia, y se sugiere que el shampoo te hará sentir “como si tuvieras 33 mil pelos más”. ¿En serio? ¿33 mil? ¿Pero a quién se lo pusieron, al Tío Cosa de los locos Addams? Estos aristócratas criptojudíos no podrían ser más obvios.

Es cierto que los ricos podrían robarte y someterte directamente si quisieran, ya que tienen los recursos para hacerlo, pero exponer el robo sin un velo genera en-ojo y las rebeliones históricas han demostrado que eso no les conviene. Prefieren hacerlo sin que te des cuenta, mediante el engaño, para que prestes tu consentimiento y hasta les agradezcas por haberte salvado. De esta forma, el ladrón se hace pasar por héroe y la víctima, agradecida, para colmo lo venera.

Se la pasan enseñándote que “ojos que no ven, corazón que no siente” y que “el que se enoja, pierde”, pero mi experiencia me indica que es exactamente al revés. No ver impide que te defiendas, y esa ceguera es lo que hace que tu corazón se enferme. Si ves algo que no te gusta y te enojas, quizás sientas un malestar pasajero, pero a la larga será liberador. El pueblo necesita enojarse para reclamar lo que es suyo. Así que sólo pierde el que no ve ni siente, porque ese es justamente el que no se puede enojar.

En este mundo, quienes pueden ver, sienten y se enojan. Y sólo quien se enoja puede ganar. Ahora y en el futuro.


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