por Lector de Miles Mathis
Publicado por primera vez en 2025. Sólo mi opinión, basada en búsquedas que cualquiera puede hacer en Internet pero que casi nadie hace.
Hasta ahora estuvimos analizando eventos del pasado, pero en esta ocasión me gustaría modificar la perspectiva, introduciendo por primera vez un tipo de investigación que podría resultar tan o más interesante que el anterior. Sabemos que un grupo de aristócratas espeluznantes domina el mundo desde las sombras y que utilizan técnicas de programación predictiva como imágenes anticipatorias y mensajes subliminales para moldear en nuestras mentes sus futuros eventos simulados. Así que para hacer un poco de futurismo, ¿por qué no identificar aquello que nos vienen insinuando desde hace tiempo pero que no han concretado aún?
Como no podía ser de otra manera, una de las historias de ficción favoritas de los masones judeo-fenicios es la inminente caída de una roca interestelar que amenaza con destruir la Tierra. Nos lo han advertido en el 2008 con el asteroide TU24, en el 2012 con el BX34, en el 2017 con el AG13 y ahora de nuevo con el YR4, que llegará en el 2032 (aunque a juzgar por el grupo de “expertos” que lo promociona, no me sorprendería que recurran luego a un embotellamiento espacial o a alguna otra variable cósmica absurda que lo demore unos meses para hacerlo llegar en el 33).
No confíes en ninguna de las fuentes oficiales ni alternativas que divulgan el suceso, ya que todas las instituciones y científicos famosos pertenecen al mismo clan de mentirosos y farsantes contratados por los gobernantes fantasmas de la criptocracia fenicia, y lo que en verdad quieren hacer colisionar es tu cerebro. Lo del asteroide no es más que una versión semi realista del proyecto Blue Beam, que plantea el mismo escenario apocalíptico pero con una invasión alienígena. Son tan grandilocuentes que quizás hasta se les ocurra esculpir alas en la roca para que creamos ver a un fénix incendiándose en el cielo, o tallarle algunos símbolos para inventar una vinculación entre el idioma intergaláctico y las antiguas lenguas semíticas. (Si no se les había ocurrido antes, acá les dejo la idea).
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